Los Pastores y el Dinero


"Mi casa, casa de oración será llamada; mas vosotros la habéis hecho cueva de ladrones. Quitad de aquí esto, y no hagáis de la casa de mi Padre casa de mercado" (Mateo 21:12-13; Juan 2:13-17).

¿Cuantas veces has escuchado, o exclamado tú mismo, o pensado en tu corazón: "Las iglesias son un buen negocio. Los pastores son unos listos que viven de los creyentes ingenuos"?

¿Estás tratando de perseverar en una iglesia pero tienes dudas y a veces te sientes incómodo, aun avergonzado, por la mercadería que hacen de tí y de tus hermanos?

¿Acaso has decidido no asistir a ninguna iglesia "porque todas son iguales, llenas de mercaderes y adúlteros"?

Lamentablemente, la gran mayoría son iguales. De una forma u otra, hacen mercadería. Pero, debes saber que en Puerto Rico hay congregaciones que no cometen dicho pecado. Nosotros los creyentes que componemos estas congregaciones repudiamos toda clase de mercaderia religiosa. Tú, si quieres seguir fielmente a Cristo, ¿no crees que debes hacerlo también?

Bien sabes que Jesús echó del templo judío a los mercaderes (Juan 2:13-17). ¿Piensas que no hará lo mismo con los evangelistas, pastores y demas clérigos que profanan a las iglesias con sus negocios y su incesante pedir, y con ellos a los que los apoyan? Busca tu biblia y lee objetivamente y con oración: 2 Pedro 2:1-3, 14-22; 1 Timoteo 6:3-5; 2 corintios 11:20; Romanos 16:17; Apocalipsis 17; Ezequiel 13 y Jeremías 23.

¿Verdad que según estos pasajes el camino al cielo no es a través de las iglesias que mercadean con lo espiritual? ¿Dices que no conoces a ninguna iglesia donde no haya mercaderes? Entonces, nunca has conocido a la iglesia que Jesucristo fundó. Somos la continuación de aquella iglesia No hacemos mercadería. ¿No nos conoces? ¿No has leído lo que hemos publicado? ¿No has escuchado nuestros programas radiales? ¿No has visitado nuestros locales? ¿No has buscado, poniendo toda diligencia, la iglesia libre de comercio?

Deseamos que nos conozcas para que comprendas que la iglesia bíblica puede existir y cumplir su misión sin recurrir a mercaderías vergonzosas. No pretendemos presentarte congregaciones donde todos los miembros hayan alcanzado la perfección absoluta moral y espiritual. Pero, esto sí, predicamos la "sana doctrina" (Tito 2:1; 1 Timoteo 4:16), sin hacer mercadería, sin fomentar un emocionalismo excesivo ni esclavizar a mandamientos del Antiguo Testamento, el cual fue abrogado en la cruz (Colosenses 2:14-16; Hebreos 7:12; 8:1-13). No te venderemos nada. No te pediremos muchas ofrendas todos los días. No te exigiremos el diezmo.

A ti, ¿te llama la atención los templos grandes tipo "coliseo" y "pabellón"? Las congregaciones del primer siglo se reunian en casas (Romanos 16:3-5; Colosenses 4:15; Filemón 2).

¿Estás infatuado con los "reverendos" de mucho carisma personal? ¿Impresionado grandemente por los "licensiados" de renombre? Los Apóstoles no usaban títulos pomposos (Mateo 23:1-12) ni se ensalzaban a sí mismos (! Corintios 3:5-7) ni dejaban que otros los ensalzaran (2 Corintios 10:12-18).

¿Diezmos, ofrendas y compras, pensando ganar dividendos materiales? El Espíritu Santo enseña que "raíz de todos los males es el amor al dinero" (1 Timoteo 6:8-10). Jamas enseñó el "evangelio de la prosperidad".

¿Vive tu pastor en una mansión, usa joyas y es dueño de carros lujosos? Nuestro Señor no tenía "donde recostar su cabeza" (Mateo 8:20).

¿Estás hechizado con los programas religiosos radiales y televisados y las campañas de los "evangelistas internacionales"? ¿Envías dinero amenudo? ¿Por qué? ¿Qué buscas? ¿Sanidad para tu cuerpo? Pablo, Timoteo 5:23; Filipenses 2:25-27; 2 Timoteo 4:20).  No tratarón de comprar la sanidad.

¿Te deleitan los "cultos avivados" con agrupaciones musicales y cantantes talentosos? ¿Aplaudes, bailas, y gritas frenéticamente? ¿Te gustan esas iglesias tipo "farándulas" que lo que presentan es un "show"? La iglesia fundada por Cristo debía hacerlo "todo decentemente y con orden" (1 Corintios 14:40), no para complacer y entretener a los asistentes sino para edificarlos y glorificar a Dios (1 Corintios 14:26).

Si respondes en lo afirmativo a las preguntas de arriba, habría por qué cuestionar tus prioridades y motivaciones espirituales. Si respondes en lo afirmativo, francamente serás presa fácil para los pastores mercantes. Estos se llenan de lana (dinero), peleando una y otra vez a las ovejas (creyentes) que vuelven una y otra vez procurando la comida prohibida. ¿Te encuentras entre estas ovejas descarriadas? ¿Por qué no sales del redil de los falsos pastores que trasquilan despiadadamente a las ovejas que los siguen?

¿Eres de los miles y miles que se quedan un rato en una iglesia, luego se salen porque no aguantan la mercadería, las intrigas, la hipocresía y los escándalos sexuales de los pastores? ¿Entonces te integras de nuevo por el miedo que meten esos mismos pastores con sus "profecías" amenazantes y griterías sobre el "juicio", el falsamente llamado "rapto" y la segunda venida? Que triste! Entrando y saliendo, brincando de iglesia en iglesia, buscando "bendiciones" materiales efímeras (dinero, prosperidad) y carnales (salud) o huyendo de los mercaderes religiosos. Debes buscar y hacerte miembro activo de la iglesia que no hace mercadería sino que predica y practica la "sana doctrina". Sí, Cristo viene! Ningún hombre sabe exactamente cuándo. Viene, y Juzgará a los mercaderes religiosos y a los que los sostienen, sacándolos a todos de su reino! (Mateo 13:41-43)

Ciertamente, estamos viviendo el cumplimiento de 2Timoteo 4:3. Grandes multitudes de puertorriqueños tienen "comezón de oír", pero no sufren "la sana doctrina" sino que se amontonan "maestros conforme a sus propias concupiscencias" (deseos carnales). Predicamos la ley del Nuevo Testamento: La ofrenda voluntaria apartada cada domingo (1 Corintios 16:1-2). Pero, la mayoría aparta "su oído de la verdad" (2 Timoteo 4:4), esclavizándose a diezmos y dando múltiples ofrendas durante toda la semana, a veces, tres o cuatro en una sola reunión! Advertimos el pecado de cooperar con los "empresarios de carpa, radio y televisión", pero la advertencia es dasatendida. ¿Nunca has leído 2 Pedro 2:1-3? "Por avaricia harán mercadería de vosotros con palabras fingidas. Sobre los tales ya de largo tiempo la condenación no se tarda, y su perdición no se duerme." ¿Estás cumpliendo esta profecía, bien sea como mercader o como victima?

Si amas la salvación y la verdad, si amas a Cristo y su iglesia Unica y verdadera, sal de en medio de los mercaderes. Ven a gozar de la libertad que el Señor concede bajo la nueva ley (Gálatas 4:21 - 5:13).

Sal, motivado por el deseo sincero de ajustar tu fe y práctica a la regla inspirada (Filipenses 3:16). Si piensas en tu corazón: "Bueno, voy a salir de estas iglesias que exigen diezmos, piden muchas ofrendas y venden cosas para hacerme miembro donde puedo dar poco o nada", piensas mal. El cristiano fiel es muy generoso (2 Corintios 8:1 - 9:15; Efesios 4:28; Hechos 2:44-45), superando aun a los judíos. Pero no mercadea con lo sagrado ni impone leyes abolidas (por ejemplo, el diezmo). Voluntariamente, ofrenda generosamente "cada primer día de la semana...según haya prosperado" (1 Corintios 16:1-2). Esta es la voluntad de Dios. ¿Por qué caso omiso o quebrantarla, trayendo sobre tí mismo condenación?

El mundo está perdiéndose en el desenfreno de vicios, pasiones desordenadas y crimen. Los mercaderes religiosos, con sus grandes y pequeños templos llenos de victimas, sólo contribuyen al escepticismo e incredulidad que ahuyentan a muchos inconversos y debilitan a los creyentes.

Para la salvación de todos, predicamos que Cristo murió por los pecadores, fue sepultado y resucitó el tercer día (1 Corintios 15:1-8). Predicamos: "El que creyere y fuere bautizado será salvo" (Marcos 16:16). El que se arrepiente y es bautizado (sumergido) "para el perdón de pecados" (Hechos 2:38) "en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo" (Mateo 28:19, Será añadido a la iglesia verdadera (Hechos 2:38-47) donde puede gozar de salvación y la esperanza de vida eterna.

Si quieres conocer a una congregación que no hace mercadería, a la iglesia que Cristo fundó (Mateo 16:18) y compró a precio de sangre (Hechos 20:28), escribenos. Dios te ama y quiere salvarte (Juan 3:16) en la iglesia de la cual su Hijo amado es Cabeza y Salvador (Efesios 5:23).


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