¿Fue “católico” el Señor Jesucristo?


El renombrado profesor y sacerdote suizo Hans Küng define “iglesia”, confirmando el concepto de la iglesia que apoyamos nosotros.

     “Desde los tiempos más antiguos hasta el presente, la iglesia ha sido, como lo es aún, la hermandad de los que creen en Cristo, la hermandad de los que se han entregado a la persona y la causa de Cristo, testificando que se trata de la esperanza para todo hombre y mujer. El nombre mismo indica la medida a la que la iglesia está obligada a la causa del Señor. En las lenguas alemanes (‘iglesia’, Kirche), el nombre se deriva del griego kyriake, ‘perteneciente al Kyrios, al Señor’, y significa la casa o la comunidad del Señor. En las lenguas romances (ecclesia, iglesia, chiesa, église), se deriva del vocablo griego ekklesia, la que se usa también en el Nuevo Testamento, o del vocablo hebreo qahal, y significa ‘asamblea’ (de Dios). En este contexto, se hace referencia tanto al procedimiento de congregarse como a la comunidad congregada.

     “Esto establece de una vez para siempre la norma: el significado original de ekklesia, ‘iglesia’, no fue una sobre-organización de funcionarios espirituales, separada de la asamblea misma. Denotaba una comunidad que se congregaba en un lugar particular, a una hora particular para una acción particular –una iglesia local, formando ella, en conjunto con las demás iglesias locales, una comunidad inclusiva, la iglesia global. De acuerdo con el Nuevo Testamento, cada comunidad local individual recibe lo que le hace falta para la salvación humana: el evangelio a proclamarse, el bautismo como rito de iniciación, la celebración de una cena en recordación agradecida, los dones y los ministerios.”

Comentarios nuestros. Tenemos por sumamente merecida la importancia que el profesor Hans Küng atribuye al “nombre” de la iglesia. ¿A quién pertenece la iglesia? Al Kyrios, es decir, al Señor. Por lo tanto, debe llevar su nombre, y solo su nombre, pues no pertenece a más de un señor, ni pertenece a hombre u organización humana alguna. Las congregaciones actuales de creyentes que honran bíblicamente a su Señor se identifican como se identificaban las de los tiempos apostólicos, de acuerdo con el ejemplo en Romanos 16:16, donde Pablo escribe: “Las iglesias de Cristo os saludan”. La congregación individual local es una “iglesia de Cristo”; dos, o más, congregaciones locales son “iglesias de Cristo”. “Casa de Dios”, “iglesia de Dios” (1 Timoteo 3:15) e “iglesia del Señor” (Hechos 20:28) figuran también como nombres bíblicos para la iglesia. Estimado lector, si pertenece usted a una iglesia, ¿qué nombre toma ella?

     Resaltamos la observación del profesor Küng: la iglesia “no fue una sobre-organización de funcionarios espirituales, separada de la asamblea misma”. Esto es justamente lo que creemos y enseñamos. La “sobre-organización de funcionarios espirituales” fue añadida después del tiempo apostólico, comenzando con los oficios inventados antes del Concilio de Nicea, y ampliándose enormemente en la Iglesia Católica de la Edad Medieval. No pocas iglesias protestantes, evangélicas o pentecostales retienen su propia “sobre-organización” de funcionarios cuyos títulos, puestos o funciones no aparecen en el Nuevo Testamento. ¿No está en tela de juicio la autenticidad bíblica de cualquier iglesia o congregación gobernada por funcionarios no establecidos por el Espíritu Santo según la revelación neo testamentaria?

 

 

El profesor Küng enseña sobre Jesucristo y sus discípulos. ¿Fue “católico” el Señor Jesucristo?

     “En vista de la historia de la Iglesia Católica, nuestra perspectiva debe ser enfocada con más precisión mediante una interrogante casi nunca planteada: este Jesús, a quien apela constantemente la Iglesia Católica, ¿fue realmente católico?”

¡Qué audacia! ¿Qué si Jesucristo fue católico? Aplaudimos la honestidad de este planteamiento hecho con tanta lógica irreprochable. Si me identifico como “católico”, pues, lógico, ¡el “señor” de mi vida espiritual debe ser “católico”! Consideremos la respuesta del profesor a tan emocionante pregunta.

     “Los católicos que siguen la línea tradicional de pensamiento usualmente suelen presuponer que lo fuera. Su razonamiento es que la Iglesia Católica siempre ha sido, fundamentalmente, lo que es en el presente, y lo que la Iglesia Católica siempre ha dicho o tenido la intención de hacer, es, originalmente, lo mismo que Jesucristo mismo dijo o tenía la intención de hacer. Así es que, en principio, Jesús mismo ya habría sido católico.”

La perspicacia analítica del profesor Küng se evidencia plenamente en estas observaciones. Su escapulario abre la corteza de la mentalidad típicamente católica descubriendo una peligrosa “presuposición” potencialmente fatal, mediante la cual se atribuye al Autor del cristianismo la acumulación de casi dos milenios de acreciones religiosas humanas. ¿Sigue él mismo “la línea tradicional de pensamiento”? Prestémosle atención.

     “Pero, esta iglesia cristiana tan exitosa, la más grande y la más poderosa de todas las iglesias cristianas, ¿procede correctamente al apelar a Jesús? ¿O acaso apela orgullosamente esta iglesia jerárquica a alguien, quien posiblemente se hubiese tornado en contra de ella? A manera de experimento, ¿es posible imaginar a Jesús de Nazaret presente para una misa papal en la catedral de San Pedro, en Roma? O la gente allí, ¿acaso le citasen las palabras del Gran Inquisidor, de Dostoyevsky: ‘¿Por qué ha venido usted a inquietarnos?`?”

¡Estremecedor! La franqueza tan pura del profesor nos hace temblar. No dudamos que sacuda también los cimientos de la jerarquía católica. ¿Cristo presente para una misa papal en la catedral de San Pedro? ¿Frente al “Papa” en toda su gloria, pompa y poder? ¿Circulando entre los cardinales y arzobispos, con sus ricas vestimentas clericales, conversando amigablemente con ellos? ¿Rodeado por oro, plata, piedras preciosas; esculturas y pinturas valiosísimas; tesoros incomparables; una arquitectura sumamente impresionante? Estimado profesor, al visualizar a Cristo en aquel ámbito, no lo veo a gusto y cómodo sino hasta más airado que cuando azotó a los mercaderes que hicieron del templo judío en Jerusalén una “cueva de ladrones”. Y se asoma en mi mente su caracterización poco elogiosa de los escribas y fariseos: “Hacen todas sus obras para ser vistos por los hombres. Pues ensanchan sus filacterias, y extienden los flecos de sus mantos; y aman los primeros asientos en las cenas, y las primeras sillas en las sinagogas, y las salutaciones en las plazas, y que los hombres los llamen: Rabí, Rabí” (Mateo 23:5-7). Además, la advertencia: “Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra; porque uno es vuestro Padre, el que está en los cielos” (Mateo 23:9). Señor Küng, quisiera preguntarle: ¿Puede usted imaginar a Cristo diciendo “Padre” al Papa y besando su anillo?

El valiente profesor Küng se atreve a echar más leña al fuego.

     “De todos modos, jamás debemos olvidar lo que las fuentes reportan unánimemente. Las palabras y las acciones de este hombre de Nazaret lo envolvieron en un conflicto peligroso con las fuerzas dominantes de su tiempo. No con la gente, sino con las autoridades religiosas oficiales, con la jerarquía, la que (mediante un procedimiento legal ya no claro para nosotros en el presente) le entregó al gobernador romano, y, por ende, a su muerte. Desde luego, ya no es concebible tal cosa. ¿O lo será? Aun en la Iglesia Católica actual, ¿es posible que él se involucrara en peligrosos conflictos al cuestionar tan radicalmente los círculos religiosos dominantes y claques, y las tradicionales prácticas religiosas de tantos píos católicos fundamentalistas? ¿Y qué tal si él iniciare aun una acción de protesta pública contra la manera de practicar la piedad en el santuario de los sacerdotes y el sumo sacerdote, identificándose con las preocupaciones de un popular movimiento eclesiástico ‘desde abajo’?

     “¿O es todo esto una idea grotesca? ¿Puro anacronismo? Sea como sea, reclamar que Jesús no fue el representante de una jerarquía patriarcal no es un anacronismo.”

Bueno, parece increíble, ¿no?, que un profesor católico vertiera semejantes observaciones o postulara escenarios tan escalofriantes para la Iglesia Romana. No podemos menos que admirar su tremenda verticalidad en el manejo de estos temas, felicitarlo y desear que sus enseñanzas hagan reflexionar a toda alma honesta, produciendo cambios concretos.

Homero

(Citas tomadas del libro “La Iglesia Católica: una historia breve”, las páginas de 5 a 7. The Catholic Church: A Short History, by Hans Küng. 2003 Modern Library Paperback Edition. The Random House Publishing Group. New York. Translation in English by Dr. John Bowden. Translation from English to Spanish by Homero Shappley de Álamo. This material is solely for use as a resource for spiritual investigations, and is never to be used for monetary gain of any kind. Las citas fueron traducidas del inglés al español por Homero Shappley de Álamo. Se permite el uso de este material solo como recurso para investigaciones espirituales y nunca para beneficio monetario de forma alguna.)

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